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Mr Jahir Vargas

Fracasé en mi primer Negocio

Fracasé en mi primer negocio

Todos hemos sido niños alguna vez, y alguna vez también fracasé en mi primer negocio, comenzando por esa parte de ver a nuestros padres trabajar de una u otra forma. El mío tenía una bicicleteria y todos los días trabajaba. Pero ese no fue mi primer negocio.

Sin embargo veía como vendía repuestos para las bicicletas y también como vendía muchas bicicletas. Ver como recibía a cada posible cliente, como le hablaba y resolvía las dudas, era un poco emocionante. Sin embargo no entendía que hacia, pues al final, le entregaban el dinero y el entregaba la bici.

Luego de una jornada un poco larga por la temporada de navidad, le pedí que me dejara ayudarle y pues él sabiendo que un niño no tiene todo lo que se necesita, aun así me dio la oportunidad. En ese momento también mi hermano, apenas un año menor, nos escuchó y pues como todo niño que pensaba en jugar se unió a la oportunidad.

Faltaban pocos días para el día de las velitas, un día festejado por muchos en muchos países del mundo. Así que mi papá se rascaba la cabeza cada vez que lo veía porque le decía y cuando puedo ayudarte; para rematar el detalle, no era mucho el espacio que teníamos y en donde convivíamos. Ya que el negocio estaba en un local y la vivienda en la parte de atrás del local.

Para esa época no habían tantas regulaciones para la pólvora, y era de venta libre. Tan libre que hasta los niños podíamos ir a comprar y jugar con ella sin ninguna supervisión. Lastimosamente eso dañó a muchos. Gracias a Dios la evolución de la sociedad nos han dado restricciones que aunque no nos gusten, nos protegen y protegen a nuestros niños de hoy.

En fin, para retomar la historia; mi papá compró un cargamento de pólvora considerable, pensé que lo usaríamos para jugar pero el dijo lo siguiente, aunque no son palabras textuales es lo que apenas recuerdo: «No es para jugar es para vender, así es como tendrán tu y tu hermano su primer negocio».

No se que me sucedió en ese momento, algo por dentro se hizo añicos. Mi papá era un hombre gigante además super fuerte, y cuando hacíamos travesuras, las jueteras dolían muchísimo. Así que sentí en ese momento un terror muy doliente. No porque el me pegara, sino porque insistí tanto que en ese mismo instante me puse una carga en los hombros que tallaba un montón.

Llame a mi hermano y mi papá le dijo lo mismo, pero el me vio con cara de serio y de sacar ese super negocio adelante que se confió. Mi hermano dejó claro que seguirme era lo que podía hacer, en últimas yo fuí el que insistí y por ende yo era el responsable de reponer el dinero de la inversión. Aunque no entendiera que significaba todo eso.

Nos pusimos manos a la obra y sacamos un viejo escritorio a la entrada del local de bicicletas, sacamos toda la pólvora y la organizamos nosotros, luego me senté a ver quien venía a comprar. Pero así pasaron horas y no recuerdo que haber hecho una venta. Así fue como pensé que fracasé en mi primer negocio, sin darme cuenta que necesitaba hacer que la gente supiera que había pólvora a la venta muy cerca de ellos.

Mi hermano estaba también aburrido conmigo, juntos compartiendo una silla, nos mirábamos las caras aburridas y largas porque no entendíamos que estábamos haciendo mal, si la mercancía estaba lista para el público.

Hasta que llegó un salvador, un amigo de mi mamá, llegó para saludar y nos preguntó que estábamos haciendo, y le dijimos, «Tenemos un negocio de venta de pólvora» el con alguna risa burlona nos menospreció pero no dijo algo que nos regresó el ánimo.

«No sabía que ustedes estaban vendiendo pólvora, ya compré todo lo que necesito, pero si ustedes quieren vender tienen que llamar la atención de todas las personas que pasan por la calle, así ellos sabrán que ustedes están aquí vendiendo y vendrán a comprar».

Para el calor que estaba haciendo ya que vivíamos en tierra caliente, ese comentario fue como un chapuzón en agua fresca.

De inmediato con mi hermano, comenzamos a ver como mejorar el negocio. así que sacamos un poco más el escritorio a la calle, y además comenzamos a gritar al público, «Venta de pólvora, aquí tiene la pólvora que necesita par estos días….» y así sucesivamente, final del día hicimos algunas ventas, aunque pensé que podríamos vender más.

Me quedé pensando en como mejorar el negocio, pero también tenía algo que sin querer mis padres me habían transmitido. El orgullo y la pena. Don cualidades para nada beneficiosas en el mundo de los negocios. Uno de mis amigos de la cuadra, me dijo que podía tal vez vender más, si me paraba en la esquina de la calle por donde pasaba mucha más gente. y les ofrecía la pólvora. Para mis adentros, cuando imaginé hacer eso, me sentí como un ladrón, aunque en realidad no lo fuera y no lo era.

Fue simplemente la sensación que percibí, pero el error más grande que cometí fue no haber preguntado a mi papá que podía hacer para mejorar. Ya que el ni se acercaba a decirme como mejorar ni yo a preguntarle como. Es una de las razones por las que digo que Fracasé en mi primer Negocio.

Desde ese entonces, me quedó grabado que cuando inicio algo tengo que hacerlo por mi cuenta y hasta terminarlo, pero tengo que hacerlo si bien con un equipo o solo. Gran error ya que los más ricos del mundo se hicieron ricos porque construyeron equipos para desarrollar sus negocios.

Para terminar la historia, no logramos vender todo el cargamento de pólvora, aunque si hicimos varias ventas. Mi papá no nos dijo nada y al final de cuentas no dejó jugar con la pólvora, aunque para él tenía que estar bajo supervisión. Por eso no resultamos heridos ni mi hermano ni yo.

Ésta es la historia de como Fracasé en mi primer Negocio. En el largo camino que llevó de la vida, y en la reflexión que estoy haciendo me doy cuenta que aprendí mucho más mientras fracasé que cuando logré éxito en algunos de mis emprendimientos.

Y hoy en día, si me gustan las ventas y hasta ahora sigo haciendo ventas con mis negocios.

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